Sabía perfectamente que la próxima vez que te vea, me ibas a contar lo divertido que fue ir a Cabildo con Ludmila. Intenté posponer ese momento el mayor tiempo posible (aunque sabía que tarde o tempano me lo ibas a decir), no sé porqué.
Todo fue tal cómo lo esperaba. Cada vez que cruzábamos una calle mal y venía un auto, vos gritabas “AUTO!” y te reías, obviamente, era algo que había pasado con Ludmila. Además, ni siquiera era gracioso! Pero no importaba, lo seguías haciendo, como si yo fuese ella, como si la estuvieses pasando mal con migo, y la quisieras pasar tan bien como aquel día.
Yo estaba con mis celos que no daban más. Todas mis amigas, cuando se empezaban a juntar con Ludmila, de una u otra forma se olvidaban un poco de mi, ya se, estás pensando, “No, nada que ver”, pero sí, es así. Toda mi vida, estuve escondida atrás de su sombra, los chicos gustaban de ella, las chicas daban lo que sea por ser su amiga… Pero vos, pensé que eras diferente, pensé que yo era especial para vos; Otro pensamiento fallido. Me decepcionaste mucho, no te creía como los demás…
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